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Los miedos nocturnos son una experiencia común en la infancia, desde el temor a la oscuridad hasta el miedo a monstruos imaginarios. Estos temores pueden hacer que la hora de dormir sea un desafío tanto para los peques como para los padres. Aunque estos miedos suelen ser parte del desarrollo natural, es importante que los padres sepan cómo manejar la situación para que sus hijos se sientan seguros y puedan descansar bien. En este artículo, exploraremos qué son los terrores nocturnos, cómo diferenciar los miedos nocturnos de otros fenómenos como las pesadillas, y brindaremos consejos prácticos para ayudar a los niños a superar sus temores.

¿Qué son los terrores nocturnos?

Los terrores nocturnos son episodios intensos que pueden ser confundidos con pesadillas, pero son mucho más dramáticos. Un peque que sufre un terror nocturno puede despertar gritando, alterado, y será difícil consolarlo. A diferencia de las pesadillas, los niños no suelen recordar estos episodios al despertar, y después de unos minutos vuelven a dormirse. Los signos más comunes de los terrores nocturnos incluyen sentarse repentinamente en la cama, gritar, respirar rápidamente, sudar y, en algunos casos, levantarse de la cama como si quisieran huir.

Estos episodios suelen ocurrir entre dos y tres horas después de que el niño se duerme, en una fase no REM del sueño. Durante este periodo, el cerebro del niño se encuentra parcialmente despierto, lo que activa respuestas de “lucha o huida”, generando pánico y miedo. Factores como la falta de sueño, enfermedades, estrés, o un ambiente nuevo pueden aumentar la probabilidad de que un niño experimente estos episodios. Sin embargo, los terrores nocturnos no son nocivos y, en la mayoría de los casos, los niños los superan antes de la adolescencia.

Miedos nocturnos: ¿Cómo diferenciarlos de los terrores nocturnos?

A diferencia de los terrores nocturnos, los miedos nocturnos ocurren cuando el niño está despierto. Estos temores pueden aparecer en el momento de acostarse o en medio de la noche y, a menudo, están relacionados con el miedo a la oscuridad o a criaturas imaginarias, como monstruos. Estos miedos son comunes en niños pequeños, especialmente entre los 4 y los 10 años, y pueden ser parte de su proceso de desarrollo emocional.

Mientras que los niños más pequeños suelen temer a elementos fantásticos, como fantasmas o monstruos, los niños mayores pueden tener miedos más relacionados con la seguridad. Los miedos nocturnos, aunque pueden causar angustia, son normales y tienden a disminuir a medida que los niños crecen y desarrollan una mayor comprensión de la realidad.

Aunque los miedos nocturnos son una parte natural del crecimiento, existen estrategias que los padres pueden implementar para prevenir y reducir estos miedos nocturnos. Aquí hay algunos consejos clave:

Crear una rutina relajante para la hora de dormir: Establecer una rutina predecible y tranquila antes de acostarse puede ayudar a los niños a sentirse más seguros y relajados. Actividades como leer un cuento, escuchar música suave o hablar sobre el día pueden ser muy útiles. Evitar el uso de dispositivos electrónicos antes de dormir también es fundamental, ya que la exposición a las pantallas puede estimular la mente y dificultar el sueño.

Mantener un ambiente seguro y acogedor: Asegúrate de que la habitación del niño esté libre de elementos que puedan parecer amenazantes en la oscuridad, como sombras o figuras grandes. Si es necesario, utiliza una luz nocturna suave para que el niño no esté en completa oscuridad. También es importante que el entorno sea cómodo y que el niño sienta que su habitación es un lugar seguro.

Fomentar la actividad física y el juego al aire libre: Durante el día, es recomendable que los niños realicen actividades físicas que les permitan liberar energía y reducir el estrés. Esto no solo les ayudará a tener un sueño más profundo, sino que también reducirá la probabilidad de despertar en medio de la noche con miedo.

Hablar abiertamente sobre sus miedos: Escuchar y validar los sentimientos de miedo de tu hijo es esencial para que se sienta comprendido y apoyado. En lugar de minimizar sus temores, ayúdale a comprender que es normal sentir miedo y que tú estarás ahí para protegerlo. Puedes usar cuentos o historias para explicar qué es el miedo y cómo pueden enfrentarlo juntos.

Cuando los niños experimentan miedos nocturnos, la respuesta de los padres juega un papel crucial en cómo se manejan esos temores. Si tu hijo se despierta asustado por la noche, aquí te damos algunos pasos a seguir para ayudarlo a calmarse:

Mantén la calma y ofrece apoyo: Si tu hijo se despierta llorando o gritando, es importante que mantengas la calma. Háblale en voz baja y asegúrate de que sienta tu presencia. No es necesario encender todas las luces ni sacarlo de la cama, ya que esto podría aumentar su ansiedad.

Evita llevar al niño a otra habitación: Aunque puede ser tentador llevar al niño a dormir contigo, es preferible ayudarlo a calmarse en su propia habitación. De esta manera, aprenderá que su cuarto es un lugar seguro. Puedes quedarte con él hasta que se sienta tranquilo y vuelva a dormirse.

Usa técnicas de distracción y reevaluación: Enseñar a los niños a distraerse con pensamientos agradables o divertidos puede ser una herramienta poderosa para combatir el miedo. Por ejemplo, invítalo a pensar en sus personajes favoritos o en una actividad que le guste mucho. También puedes ayudarlo a reevaluar la situación, asegurándole que los monstruos o fantasmas que teme no son reales y que no pueden hacerle daño.

Uno de los aspectos más importantes en la gestión de los miedos nocturnos es enseñar a los niños a regular sus emociones. El miedo, como cualquier otra emoción, es natural y no debe ser ignorado ni minimizado. Ayuda a tu hijo a identificar sus emociones, a ponerles nombre y a hablar sobre ellas. Cuanto más puedan expresar lo que sienten, más fácil será para ti ayudarles a superar esos miedos.

Puedes utilizar cuentos o juegos para abordar el tema del miedo de manera lúdica. Por ejemplo, hay muchas historias infantiles que tratan sobre personajes que enfrentan sus miedos, lo que puede servir como inspiración para que tu hijo vea el miedo de una manera más positiva.

Los miedos nocturnos son una parte normal del crecimiento y, aunque pueden ser angustiantes tanto para los niños como para los padres, hay muchas formas de ayudar a los pequeños a superarlos. Con paciencia y apoyo, los niños aprenderán a sentirse más seguros y tranquilos durante la noche, lo que les permitirá descansar mejor y enfrentar sus miedos con mayor confianza.

Fuentes: