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Establecer rutinas en la vida de los peques no solo les proporciona un sentido de seguridad, sino que también tiene múltiples beneficios para su desarrollo emocional, físico y cognitivo. A través de la rutina, los niños aprenden a organizar su tiempo, desarrollar habilidades sociales y emocionales, y enfrentar el día a día con mayor confianza. En esta nota, exploraremos cómo establecer una rutina efectiva que incluya tiempo para jugar, aprender, comer y dormir, y por qué estas actividades regulares son clave para la estabilidad emocional de los pequeños.

La rutina en la vida diaria de un niño es mucho más que solo horarios y tareas repetitivas. Es una herramienta fundamental que brinda estabilidad y predictibilidad, ayudando a los niños a entender su entorno y a sentirse seguros dentro de él. Cuando los niños saben qué esperar y cuándo, experimentan menos ansiedad y más seguridad. Además, una rutina bien estructurada puede mejorar su bienestar emocional y su desarrollo general. Entonces, ¿cómo podemos asegurarnos de que nuestros hijos disfruten de los beneficios de una rutina sin que se sientan abrumados o rígidos?

1. ¿Por qué es importante una rutina?

Las rutinas aportan numerosos beneficios en la vida de los niños. La previsibilidad les da tranquilidad, y el saber qué viene a continuación les ayuda a sentirse más relajados y en control de su día. Cuando los pequeños saben que después del juego viene la hora de la comida o que luego de cenar es momento de prepararse para dormir, las transiciones entre actividades fluyen de manera más suave.

Por ejemplo, las rutinas antes de dormir, como lavarse los dientes, ponerse la pijama y leer un cuento, pueden ayudar a los niños a relajarse, facilitando la transición hacia el sueño. Este tipo de estructura es especialmente importante para los más pequeños, quienes a menudo encuentran difíciles los cambios abruptos entre una actividad y otra.

Además, las rutinas diarias les enseñan a los niños a asumir responsabilidades. Algo tan simple como recoger sus juguetes al terminar de jugar o lavarse las manos antes de comer les enseña el valor de la constancia y la organización. Estas pequeñas acciones contribuyen a que los niños aprendan sobre la importancia del autocontrol y el cumplimiento de tareas.

2. Cómo establecer una rutina efectiva

Una rutina bien establecida debe ser flexible, pero también constante. A continuación, se presentan algunas sugerencias para crear una rutina diaria que integre tiempo para aprender, jugar, comer y descansar.

Establece horarios fijos: Definir un horario regular para las actividades clave, como las comidas, el baño y la hora de dormir, ayuda a los niños a saber qué esperar cada día. Esto no solo les da una sensación de seguridad, sino que también los prepara para el futuro, donde las responsabilidades estarán más estructuradas.

Usa una rutina visual: Una herramienta visual, como un calendario con imágenes, puede ser muy útil para los niños pequeños. Puedes colocar dibujos o fotos que representen las actividades diarias (por ejemplo, una imagen de una cama para la hora de dormir o de un plato para las comidas) para que los niños sepan qué esperar y cuándo. Este tipo de recordatorios también fomentan la autonomía, ya que ellos mismos podrán anticipar las actividades sin necesitar tanta guía de los adultos.

Involucra a los niños en la creación de la rutina: Es importante que los pequeños se sientan parte de la planificación de su día. De esta manera, estarán más motivados a seguir la rutina porque se sentirán responsables de ella. Por ejemplo, puedes dejar que elijan el orden de algunas actividades, como si prefieren jugar antes o después de la merienda.

Sé consistente pero flexible: Aunque las rutinas deben ser regulares, también es importante ser flexible cuando sea necesario. Por ejemplo, si un día surgen planes inesperados o si el niño está más cansado de lo habitual, la rutina puede ajustarse. Esta flexibilidad ayudará a los niños a entender que los cambios son parte de la vida, sin que eso altere su sentido de seguridad.

Fomenta el juego: El tiempo para jugar es fundamental en la rutina diaria de los niños, ya que el juego es una de las formas principales en las que aprenden sobre el mundo que los rodea. A través del juego, desarrollan su imaginación, aprenden a resolver problemas y mejoran sus habilidades sociales. Asegúrate de que tu hijo tenga tiempo cada día para jugar libremente, sin imposiciones ni estructuras rígidas.

Facilita las transiciones: Las transiciones entre actividades pueden ser un reto para los pequeños, pero incluir recordatorios visuales o temporizadores puede ayudar. Usar un reloj de arena, por ejemplo, les permite ver cuánto tiempo les queda para completar una actividad, lo que les prepara para la siguiente etapa del día de manera menos estresante.

3. Los beneficios de la rutina en la estabilidad emocional

Las rutinas no solo fomentan el autocontrol y la responsabilidad, también son cruciales para la estabilidad emocional. Cuando los niños saben qué esperar de su día, su ansiedad disminuye y se sienten más seguros. Esta estabilidad emocional es vital para su bienestar general, ya que los ayuda a enfrentar situaciones nuevas o estresantes con más confianza.

Además, una rutina bien establecida puede mejorar el ambiente familiar. Cuando los niños saben qué deben hacer y cuándo, es menos probable que haya luchas de poder o discusiones. Las rutinas establecidas eliminan muchas de las negociaciones diarias que pueden generar tensión, como cuando es hora de apagar la televisión o cuándo deben ir a la cama.

Por otro lado, las rutinas compartidas, como las comidas en familia o el tiempo para leer juntos antes de dormir, fortalecen los lazos afectivos. Estas actividades no solo brindan estructura, sino que también crean momentos especiales donde los niños se sienten escuchados y valorados, lo que contribuye a su bienestar emocional.

Las rutinas son esenciales para el desarrollo integral de los niños. Establecer una estructura diaria que incluya tiempo para jugar, aprender, comer y dormir proporciona a los pequeños la estabilidad emocional y el sentido de seguridad que necesitan para crecer sanos y felices. Además, las rutinas fomentan la responsabilidad, el autocontrol y las habilidades sociales, lo que prepara a los niños para enfrentar los desafíos de la vida con confianza.

Aunque las rutinas deben ser constantes, es importante mantener cierta flexibilidad para adaptarse a las circunstancias del día a día. Con una combinación adecuada de consistencia y flexibilidad, las rutinas pueden ser una herramienta poderosa para promover el bienestar de los niños y fortalecer los lazos familiares. Así que, si aún no lo has hecho, ¡empieza a crear una rutina que funcione para ti y tu pequeño!

Fuentes: