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Desarrolla un vínculo emocional con tu bebé a través de suaves masajes que además de consuelo, brindarán una sensación de conexión con tu pequeño.

Puedes iniciar con su espalda, ya que es una de las partes del cuerpo de tu bebé que él no ve pero la siente, sobre todo cuando se encuentra en los brazos de papá y mamá. Tus manos en su espalda le transmiten seguridad, ya que las utilizas para sostenerlo.

En una habitación con una temperatura agradable y sin corrientes de aire coloca al niño boca abajo sobre tus piernas, con la espalda descubierta. Frota suavemente tus manos para calentarlas y coloca una de ellas al principio de la espalda.

Desliza tu mano con poca presión hacia abajo, hasta el cóccix, y justo cuando llegue al final desliza la otra mano en el mismo sentido. Repite estos movimientos ininterrumpidamente mientras le susurras palabras cariñosas. Este ejercicio relaja al niño antes de ir a dormir.

Ricitos de Oro, ¡tan natural como el amor por tu bebé!